miércoles, 18 de diciembre de 2013

Marron Glacé

Las castañas, antes de la llegada de la patata, eran la base de nuestra gastronomía y la guarnición más utilizada, prueba de ellos son la cantidad de recetas con castañas que en lugares como Galicia, se pueden degustar en esta época.
Pero no solo aquí han sido utilizadas como manjar, en la gastronomía italiana y sobre todo en la francesa disfrutan de las castañas confitadas o marron glacé como un auténtico manjar, que si nos acercamos a comprar a cualquier pastelería, veremos además su elevado precio. Así que, lo mejor es que nosotros mismos preparemos nuestras castañas en casa que a pesar de ser bastante laborioso, merece la pena, os lo aseguro.


Vamos a necesitar:
  • Castañas
  • 1 vaso de Azúcar
  • 1 vaso de Agua
  • 1 rama de canela
  • Vainilla
  • Esencia de limón




Lo primero será pelar las castañas, para ello haremos un corte en la piel con cuidado de no traspasarla y en una cazuela grande pondremos agua e introduciremos las castañas en su interior cuando hierva, dejándolas entre 25 y 30 minutos para que se desprenda con facilidad su característica piel. El hecho de que recalque que se trate de una cazuela grande, es para que las castañas no se golpeen con el riesgo de romperse y estropear nuestra receta, porque son muy delicadas.
Pelaremos las castañas y aclararemos en agua fría.













Por otro lado vamos a preparar un almíbar con la misma cantidad de azúcar que de agua, yo he usado un vaso de cada y añadiremos la esencia de limón, dos palos de canela y una cucharada grande de esencia de vainilla. Dejaremos que hierva durante 3 minutos.


Es el momento de añadir las castañas, con cuidado para que no se rompan y dejaremos que cuezan hasta que aparezcan las primeras burbujas antes de romper a hervir, ahí retiraremos del fuego y dejaremos enfriar.



Volvemos a poner al fuego, dejamos hasta el mismo punto, retiramos y dejamos enfriar. Esto se repetirá hasta que el almíbar se haya transformado en glasa, que serán entre 5 y 6 veces, según el tamaño de nuestras castañas y de la calidad de las mismas. Cuidado porque según se va convirtiendo en caramelo alcanza una temperatura elevadísima y os digo por experiencia que una quemadura es dolorosísima.




Cuando hayamos conseguido el punto adecuado (deben estar blanditas y conservar su sabor) las sacaremos de la olla y echaremos por encima la glasa que ha quedado, dejando que escurra y se seque. Ahí enfriarán totalmente antes pasar a la presentación.




Tenemos varias opciones, a mí me gusta el marron glacé original y lo dejó en capsulas individuales sin hacer nada más, como un bocado exquisito. Se pueden espolvorear con azúcar glass o bañar con chocolate, que también están riquísimas. Y si no las vais a consumir inmediatamente, es posible guardarlas en un tarro de cristal bañadas por el almíbar.




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