La cena de Nochebuena es la más importante del año en mi casa y teniendo a la mejor cocinera del mundo preparándola, que es mi madre, encargarme del postre es arriesgado, pero lo hago con todo el cariño del mundo. Tenía pensada otra tarta, pero finalmente pensé que el Tiramisú nos gusta a todos y si está bien hecho es un postre perfecto para terminar una cena especial como ésta.
Ingredientes:
- 300 gr. bizcochos tipo soletilla al huevo
- 500 gr. queso mascarpone italiano
- 150 gr. azúcar
- Café
- 6 huevos
- Pizca de sal
- Cacao en polvo (en la foto hay una tableta porque no encontraba el cacao)
- Opcional licor amaretto o de almendra: yo no lo uso para que lo pueda comer cualquiera.
Es importante que el queso tenga la consistencia necesaria para la crema de este postre, yo he utilizado el del Lidl, que me da buen resultado.
Para tener todo preparado a la hora de elaborar el Tiramisú, haremos el café y separaremos un vaso para que se vaya enfriando.
Una vez hecho esto separamos las claras de las yemas de los 6 huevos y metemos las claras en el frigorífico para que estén bien frías cuando vayamos a montarlas.
Con las varillas eléctricas batiremos las yemas e iremos incorporando el azúcar para blanquearlas un poco.
A continuación incorporamos el queso mascarpone y batiremos hasta que no queden grumos y se haya integrado bien con la mezcla anterior. Reservamos.
Es el momento de montar las claras con una pizca de sal. Una vez conseguida la textura adecuada la incorporaremos con una lengua y movimientos envolventes para evitar perder el aire. Ya tenemos la crema del tiramisú.
En un molde cuadrado o rectangular pintaremos el fondo con el café solo y colocaremos una capa de bizcochos sin bañar, cubriendo bien toda la superficie. Una vez colocados todos pintaremos con un pincel y café todos los bizcochos, pero si pasarse para que la base de la tarta sea consistente.
El siguiente paso es volcar un tercio de la crema y extenderla sobre toda la capa de bizcochos.
Después pondremos una capa de bizcochos que esta vez bañaremos en el café de uno en uno, eso sí, vuelta y vuelta para que no se rompan.
Repetiremos estos dos últimos pasos con el resto de crema y de bizcochos, hasta tener 3 capas de cada uno.
Finalmente ayudándonos de un colador o un tamiz, espolvoreamos cacao puro en polvo por toda la superficie (opcionalmente se puede echar un poco entre capa y capa pero yo creo que queda mejor sólo en la capa superior, para no perder sabores).
Montada la tarta la meteremos en la nevera un mínimo de 12 horas, yo creo que lo ideal es dejarla un día entero para que compacte al máximo. El cacao quedará "húmedo" que le da un sabor estupendo pero no queda muy bonito a mi entender, así que yo al servirlo espolvoreo un poco más de cacao por encima.
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