Aunque no soy yo la encargada de las recetas saladas, esta vez me he permitido la licencia y he preparado unas croquetas que comparto con vosotros porque somos de los que pensamos que las recetas más sencillas son las mejores.
· ½ Cebolla
· 4 cucharadas soperas colmadas de harina
· ½ litro de leche entera
· 75 gr de jamón serrano en taquitos
· 1 huevo cocido
· Aceite
En una sartén echaremos un poco de aceite y pocharemos la cebolla cortada pequeñita. Una vez que empiece a dorarse añadiremos el jamón en taquitos que previamente habremos cortado para convertirlos en trozos más pequeños, y seguiremos moviendo para que se empape bien del sabor del jamón.
Ahora empieza la parte más delicada de las croquetas, añadiremos la harina y removeremos bien con unas varillas, sin parar para que se empiece a dorar (es muy poquito, porque si se quema estropea el sabor de las croquetas); esto es importante para que no sepan luego en exceso a harina. Iremos añadiendo el medio litro de leche, ahora sí, sin parar de remover, siempre hacia el mismo lado e intentando coger bien todos los ingredientes. No os preocupéis si parece que está muy líquido, según vaya cogiendo calor y removiendo, espesa y toma una consistencia espectacular.
Cuando veáis que está lo suficientemente espesa y sin grumos apagaremos el fuego y seguiremos moviendo 1 o 2 minutos más con las varillas.
Sólo nos queda pasar la masa de las croquetas a una fuente o un molde y dejar que se enfríe tapada con un paño de algodón o con un poco de papel de cocina, eso sí, cuidado que el papel no toque la masa porque se pega.
Nosotros pensamos que lo mejor para la masa es dejarla de un dia para otro, aunque en principio con dos horas sería suficiente para que se enfríe y poder elaborar las croquetas.
Cuando vayamos a freir nuestras croquetas sacaremos la masa para que se atempere un poco y sea más fácil trabajarla y prepararemos un cuenco con harina, otro con huevo y otro con pan rallado. Hay muchas formas de hacer las croquetas y en mi casa siempre he visto utilizar dos cucharas para darles la forma redondeada, pero yo acostumbrada a pringarme con la repostería, me gusta hacerlo con las manos, por supuesto bien limpias.
La secuencia es fácil, harina para formar la croqueta haciéndola rodar con las manos, huevo que pringue la croqueta pero escurriendo el exceso y por último bien de pan rallado para dar consistencia a nuestras croquetas.
Cuando tengamos todas nuestras croquetas (a mí, con estas cantidades y haciendo las croquetas de tamaño normal, me han salido 18 croquetas), pondremos la sartén al fuego con cantidad suficiente de aceite de oliva para cubrir las croquetas y cuando coja temperatura las iremos introduciendo de 5 en 5, por ejemplo, para que podamos maniobrar bien.
Las dejaremos unos segundos y cuando estén doraditas por un lado les daremos la vuelta hasta que se doren nuevamente; sacaremos la primera tanda a un plato con papel de cocina para que absorva el exceso de aceite.
Mi truco es apagar el fuego unos 10 segundos para que el aceite descienda de temperatura y no queme las croquetas y volver a encender para meter la siguiente tanda de croquetas. Éstas se harán un poco más rápido pero no se quemarán, ni se abrirán por exceso de temperatura.
Y ya tenemos nuestras deliciosas croquetas caseras listas para comer. Espero que os gusten, yo estoy muy orgullosa de ellas!
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